Sin Fines de Lucro, vanguardia esquínense.
Lucha con el cuerpo, lucha con el ser, que ningún viento te puede detener. En este mundo de ideas oprimidas es tu palabra la que tiene el poder. Lucha con el ser. Sin Fines de Lucro.
Con un poco más de dos años a la luz pública, Sin fines de Lucro se consolida cada día como banda y hacedores de música en Esquina, la banda marco un antes y un después en una Ciudad en pausa cultural, petrificada en las viejas hazañas como Los Demonios, por ejemplo, hasta hace dos años cuando se decidió re-escribir la creación y producción de la cultura popular local con la llegada (y combatida) de Esquina está de Arte.
Los que me conocen saben de mi preferencia por el mundo del jazz, considerándolo como el último instrumento de expresión democrática[1], muchos piensan que el mundillo del jazz es oscuro, extravagante y sólo posible para conocedores profundos de la música y no es así, el jazz guarda los movimientos vibracionales del origen de lo musicable, el jazz por excelencia es inclasificable, no tiene género, aunque contradictoriamente lo llaman jazz y se encuentra al alcance de todos.
Saliendo de estas cuestiones meramente personales y centrándonos en Sin Fines de Lucro, pregunte hacia mis adentros ¿Por qué escribir sobre la banda? Pues, en lo anterior está la respuesta, estos seis muchachos hacen que regrese constantemente a esa búsqueda de origen en lo musical, en sus canciones y shows la atmosfera queda sin gravedad, podemos flotar y movernos subjetivamente de un lado al otro, absorbiendo mensajes vestidos de canción, rechazarlos o aceptarlos, tomarlos como propios, el plus de la banda es la banda estrictamente, el talento por manejar los tiempos sonoros, la estridencia de una guitarra en complicidad del bronce de una trompeta oscura que consuela un corazón doliente por un amor no correspondido, un saxo blusero que hace golpear los pies siguiendo la melodía sin poder evitarlo, así es Sin Fines de Lucro.
La banda, entre otras cosas, es artífice del primer festival de rock de Esquina (Esquina Rock) y participo en el festival Goya Rock que naciera luego, su influencia social no es meramente musical es productor e incitador de los procesos culturales locales y de otras ciudades, constituyéndose en mojón y vanguardia artística, se podría decir que exagero porque compartí y seguiré compartiendo momentos con la banda, no soy el único en este derrotero, el periódico de Rock santafesino Maldito Rock hace lo mismo.
Es muy importante el legado cultural de la banda y la buena noticia es que está disponible y al alcance de todos los esquinenses y del planeta, a pesar de las dificultades propias que golpean a las bandas del país y a todas las ramas del arte popular, Sin Fines de Lucro es una comunidad que no exige ficha de afiliación, simplemente hay que unirse y empujar el carro para el mismo lado. Sin Fines de Lucro está en el camino correcto, porque está en el camino del arte popular.
[1] El jazz: la última democracia. http://comunaslitoral.com.ar/nota/5884/el-jazz-la-ultima-democracia)