La corrupción en la Argentina
Los actos de corrupción en nuestro país son muy altos, sólo basta con focalizar con cierto detalle qué ocurre, por ejemplo, en las distintas entidades estatales con los jefes de cada área, siempre proclives a aceptar algún regalo o algo más que posteriormente suavizará sus criterios de elección. O con los jefes de personal, que con bastante frecuencia tienen tendencia a favorecer a familiares y amigos cuando se trata de adjudicar un puesto laboral.
Sobran ejemplos de grupos económicos que buscan alterar la justa decisión de funcionarios políticos para obtener un rédito, y alteran la equidad de esas decisiones a cambio de algún favor o recompensa.
Podríamos señalar que la corrupción que aqueja al estado argentino desde hace varias décadas es estructural. En este caso los grupos económicos que se encuentran detrás de este entramado de corrupción, consiguen que sus intereses particulares se conviertan en legales, su poder es tan grande que consiguen que las leyes los favorezcan directamente.
Estos grupos concentrados, están utilizando todo el sistema a su favor. Lo integran altos ejecutivos de empresas, altos funcionarios políticos y también altos dirigentes de diversas organizaciones, del poder judicial o de los medios de comunicación. Transformando la propia legalidad en algo corrupto consiguen que nunca se les pueda acusar de corrupción en las decisiones malévolas que toman constantemente.
La impunidad sistémica tiene algunos rasgos distintivos 1) las penas por delitos de corrupción son muy bajas por lo cual el corrupto no teme ir a prisión por los delitos que pueda cometer. 2) la infraestructura para la investigación de este tipo de delitos no es la adecuada, la estructura y parte del personal no está preparado. 3) el presupuesto que destina el estado para la investigación de los delitos de corrupción es bajísimo, a tal punto que se invierte más dinero en el futbol por citar un ejemplo que en tratar de echar luz en estos delitos que ahuyentan a las inversiones que vienen del exterior entre tantas otras cosas. 4) los que investigan al poder de turno o a los grupos concentrados no tienen la protección adecuada como para realizar su tarea eficazmente, jueces o fiscales “incomodos” son apartados muy fácilmente por el poder político. 5) Se opera todo el tiempo en la justicia para incidir en las decisiones de los magistrados.
Cambiar las cosas llevara tiempo el sistema está en descomposición, se debe comenzar invirtiendo fuertemente en la educación, que es el primer paso para que las cosas cambien. El peor enemigo de un gobierno corrupto es un pueblo culto, debemos exigirle más a un político que a un jugador de fútbol, una sociedad que le exige más a un futbolista que a un político está condenada a la mediocridad. La Argentina tiene recursos y también capacidad para salir adelante y de una buena vez ir hacia el desarrollo como país. Depende de nuestras decisiones actuales el futuro de las próximas generaciones.