Un premio al trabajo en equipo, la perseverancia y la innovación
La explosión del volcán Puyehue ocurrida en 2011 afectó las tierras del Sur de Río Negro, redujo la población bovina, ovina y de cabras y provocó la emergencia productiva y alimentaria. Frente a esta situación, familias productoras e investigadores del INTA trabajaron juntos en un proyecto que garantizó la seguridad alimentaria de los habitantes de la región. Ahora, esta iniciativa -que fue financiada por el Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de Trabajo– obtuvo el premio principal del Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria(Fontagro).
El proyecto “Seguridad alimentaria en productores familiares de la Patagonia argentina: uso de recursos genéticos locales y adaptación al cambio climático” consistió en reintroducir en la línea Sur de Río Negro, cabras criollas traídas de Neuquén, reconocidas por sobrevivir en condiciones extremas y por su gran capacidad de apareamiento. El objetivo fue recuperar la población de animales perdida y ofrecer unaalternativa de adaptación de la agricultura familiar.
La iniciativa se puso en marcha en 2013. Cada familia campesina recibió un núcleo de 29 hembras y un reproductor macho. Luego de tres años, los animales manifestaron su adaptación al ambiente, produciendo crías en un porcentaje superior al 110 % respecto de la situación previa a la erupción del volcán.
“Con las cabras criollas neuquinas volvió la esperanza. Tras la sequía y la caída de cenizas volcánicas, los jóvenes habían empezado a emigrar. Hoy se los ve contentos, hasta les construyen cobertizos. No sólo tienen carne para comer sino que venden chivitos en Bariloche y con eso compran otros alimentos”, contó Ana María Cumilaf, quien integró junto a la Cooperativa Ganadera Indígena la mesa ejecutora del proyecto.
El premio recibido, de 15 mil dólares, se utilizará para fortalecer este trabajo conjunto que se viene realizando para adaptar la agricultura familiar a situaciones de cambio climático. El 17 de mayo será la entrega y se presentará la publicación de la experiencia para su difusión entre investigadores, especialistas agrícolas y funcionarios.
En referencia al reconocimiento obtenido, Pablo Losardo, una de las personas que elaboró la presentación ante el Fontagro, expresó: “Tenemos un premio importante, que lo vivimos como un premio a la imaginación y a la perseverancia, ya que no era fácil mantener el ánimo después de la mortandad del 70 % de los animales.
Digamos que aún bajo la ceniza del volcán no nos sentamos a lamentarnos, sino que encontramos los caminos para salir adelante”.
Fotografía: Alejandra Bartoliche